Nada que perder, todo por ganar
Justo cuando no tenemos nada que podamos perder nos atrevemos a tomar decisiones o a realizar acciones “osadas” desde nuestra perspectiva. Es común escuchar historias de alguien que saltó de estar casi en la bancarrota o en pobreza crítica a ser dueño de una empresa o un deportista élite: porque no tuvieron nada que perder. Así que ¿por qué no ver estos momentos críticos de nuestra vida como una oportunidad para mejorar?
A pesar de lo populares que se han hecho las historias de emprendedores que comenzaron con un despido, con falta de oportunidades de empleo, o con un accidente que los imposibilitó de continuar en lo que estaban haciendo, el statu quo sigue dominando la vida de muchas personas. No hay nada más nocivo para el potencial de emprendimiento de alguien que ser definido profesional y/o laboralmente. El ego que inyectan en las universidades es una cerca que no deja salir a las personas hacia terrenos desconocidos, todos quieren ser reconocidos por la profesión en la que se graduaron.
Si usted es matemático quiere que se le reconozca como tal y no que digan que es un corredor de seguros aunque con eso trabaje menos horas y gane más porque sus colegas le dirían que ha fracasado como matemático si no consiguió un trabajo de ocho horas con un sueldo modesto. Lo peor es que entre la universidad y la sociedad te meterán el chip de que no estar en la profesión de la cual te graduaste es fracasar, pero fracasar profesionalmente es tener una calidad de vida menor a la que por tus méritos sientes que debes tener.
Hay otros ámbitos en lo que se puede aplicar esto como lo es el conseguir pareja. Personas con mucha química sexual pasan años siendo amigos pensando que si se arriesgan a confesar que tienen otra clase de sentimientos se dañe la amistad (esto es tener algo que perder); pero si la amistad se deteriora naturalmente por el paso del tiempo o por otros factores empiezan a ver como una buena apuesta el intentar otro tipo de relación (porque ya no hay nada que perder) y así han empezado noviazgos y matrimonios felices.
En economía y finanzas hay una implicación que va de la mano con el llamado “costo de oportunidad”. Esto consiste en comparar una posible inversión que se piensa hacer en términos de rendimiento y riesgo con otra posibilidad de inversión, por ejemplo comparar invertir en un local, algo riesgoso, que pueda dar un rendimiento de 30% anual de ganancias con tener el dinero en el banco, que es algo muy seguro pero que da rendimientos bajos. Se puede aplicar lo mismo al tiempo como recurso, porque el tiempo es muy valioso; si con un mismo tiempo tienes la posibilidad de hacer más de una actividad económica, sueles escoger la que dé la mejor combinación de ingresos y riesgo, pero si no tienes nada que puedas hacer estás en la situación “nada que perder”, y cualquier actividad económica por desesperada que parezca está mejor que la nada y es en esta clase de situación donde la gente suele descubrir que tiene un talento especial para algo y se aparta del clásico camino del empleo.
Con este post creo que no te digo nada que no sepas ya, pero sí cosas que tal vez no hayas reflexionado en profundidad y sobre todo que no has aprovechado en tu vida. Cada vez que te sientas que tocaste fondo en un aspecto de tu vida, no llegarás más abajo, sólo te queda subir, aprovecha para poner los pies sobre el piso y dar un salto para llegar más alto que donde estabas, porque cuando no tienes nada que perder, lo tienes todo para ganar.